Todos los creyentes afganos con los que tratamos tienen una sola petición: ORACIÓN.
«No hay fronteras, ni muros de prisión ni puertas que estén cerradas cuando oramos».
HERMANO ANDRÉS
Nuestro fundador, el Hermano Andrés, dijo en una ocasión que nuestras oraciones llegan donde nadie más puede llegar. «
No hay fronteras, ni muros de prisión ni puertas que estén cerradas cuando oramos».
Intercede ante el trono de Dios por Afganistán durante 30 días. Es más, en cada oración proclama el nombre de Dios.
EN SU NOMBRE HAY ESPERANZA, PODER Y SALVACIÓN.
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Esto es lo que nos cuentan los cristianos de Afganistán. Desde agosto, cuando tomaron el control los talibanes, la vida de los cristianos clandestinos del país ha empeorado. Nunca ha sido fácil, pero ahora es peor aún. Incluso antes del retorno de los talibanes, la vida para un cristiano en Afganistán era insoportable. Ahora, de nuevo bajo los talibanes, los cristianos clandestinos son más vulnerables que nunca.
Imagina que eres musulmán de toda la vida y de repente un día tienes un encuentro con Dios en un sueño. Una figura luminosa se te acerca, te llama por tu nombre y te dice «sígueme». Has oído que esto ha pasado a otros, pero nunca a alguien que conoces. Has visto las turbas que apedreaban a una mujer en la calle, acusándole de traición al islam. Sabes que hacer preguntas, perseguir el sueño o seguir a ese hombre tiene consecuencias.
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