El objetivo de Puertas Abiertas es asegurar que los creyentes de trasfondo musulmán, así como todos los cristianos con los que trabajamos en Asia Central, lleguen a sostenerse económicamente y fortalecerse espiritualmente, contribuyendo así a su fe e impactando a la sociedad con el fin de poder resistir las peligrosas influencias que amenazan la identidad nacional y espiritual.
El año pasado, el equipo de Puertas Abiertas en Asia Central organizó y preparó una serie de eventos de Evangelismo para celebrar la Navidad y el Año Nuevo. Estos eventos se celebraron en un país de Asia Central donde la mayoría de la población es musulmana y no hay una iglesia evangélica establecida. En un lugar donde las vacaciones cristianas pasan desapercibidas, fue un gozo para el equipo de Puertas Abiertas ser capaz de compartir la historia del nacimiento de Jesús con tanta gente.
Este equipo, conformado por quince creyentes, visitó escuelas, institutos, hospitales de maternidad, guarderías, orfanatos, y universidades estatales. Ministraron a estas comunidades distribuyendo 8.000 calendarios que tenían versículos bíblicos. También repartieron 4.000 regalos de Navidad a los niños, organizaron actuaciones al aire libre describiendo el Evangelio, y proveyeron literatura cristiana escrita en el idioma local.
A pesar del éxito general del proyecto, el equipo enfrentó retos y situaciones que requirieron de confianza en el Señor y ser obedientes en circunstancias difíciles. Uno de los miembros del equipo, un hombre llamado Murat*, compartió una de estas experiencias:
«La mayor oposición que experimentamos fue mientras celebrábamos un evento en un instituto local», explicó. «La madre de uno de los estudiantes se quejó al director de que la escuela celebrara la Navidad, y contactó después con el Departamento Estatal de Educación, que nos preguntó a conciencia sobre el material que estábamos distribuyendo».
El Departamento Estatal de Educación recomendó enviar el material a los jefes de los clérigos musulmanes del país para su revisión. Cuando oímos esto, el equipo se reunió para tener un tiempo de oración y buscar la sabiduría de Dios. Esto les fortaleció espiritualmente y les motivó a continuar con el proyecto tal como estaba planeado.
«Mientras la respuesta llegaba, visitamos otra comunidad donde unas entre 50 y 100 personas se reunieron para nuestro programa de Navidad», continuó Murat. «¡Allí conocimos gente que tenía conexiones con el Departamento de Educación, y prometieron mediar en la resolución del conflicto! Así, nuestro material no fue enviado a los clérigos musulmanes y fue devuelto para su uso».
«¡Gracias a Dios por este maravilloso regalo en nuestras vidas!»
La obediencia y la perseverancia condujeron a la bendición de Dios en esta situación. El equipo fue capaz de seguir con su proyecto y muchas vidas fueron impactadas. En respuesta a esta acción, Zuchra*, madre de seis hijos, compartió el efecto que había tenido sobre su familia:
«Estoy tan agradecida a Dios por la oportunidad de conoceros. Vinisteis a nuestra casa y trajisteis con vosotros este increíble descanso. Mi hija va a celebrar Navidad por primera vez en su vida. ¡Es impresionante!»
También llegamos a familias pobres mediante ayuda humanitaria –paquetes de alimentos con harina, aceite, pasta y otros productos necesarios, y también compartimos el Evangelio con ellos. Visitamos muchas familias. Una de ellas fue la del Mulá local (sacerdote musulmán), que aceptó a Jesús junto con su familia. El año pasado visitamos el lugar varias veces y ahora podemos ver los resultados: muchas familias y niños oyeron acerca de Jesús, muchos se convirtieron.
Por el momento, la comunidad de creyentes de trasfondo musulmán trata simplemente de sobrevivir económicamente. De los aproximadamente 70.000 que hay en Asia Central, alrededor de un 40% no tiene empleo, y la mayoría del resto tiene empleos con salarios muy bajos. Además, les falta el sentimiento de pertenencia a ese lugar, ya que son marginados en sus comunidades.
Si estos cristianos llegan a estar realmente fortalecidos para mostrar su fe en sociedad, ello traerá como resultado más avivamiento. Muchos dudan en venir a Cristo, pensando que eso supone una traición a su identidad étnica.
Pero ver a los cristianos de trasfondo musulmán vivir como ciudadanos confiados puede contribuir a que ese obstáculo sea vencido.
Animar a los miembros de la iglesia que viven en las zonas y situaciones más difíciles. Muchos de los miembros de la iglesia viven bajo presión diaria por su fe y también por la pobreza. Hay muchas familias que no se pueden permitir comprar cosas muy necesarias para la escuela de sus hijos; algunas no pueden comprar zapatos y otras necesidades básicas.
Visitar a los que dejaron de ir a la iglesia. La mayoría de las veces dejaron de ir porque la gente los había amenazado. Navidad es una buena razón para visitarlos, proveerles de consejería espiritual e invitarlos a la iglesia. Alrededor de un 50% de ellos regresan a la iglesia tras una de estas visitas.
Evangelizar. Algunas de las organizaciones estatales como orfanatos, hospitales para enfermos de cáncer o de lepra, casas para los ancianos, etc., permiten visitas durante la Navidad, porque son gente desatendida por la sociedad y el gobierno. Algunos de ellos reciben del Estado una ayuda muy pobre. Están agradecidos incluso por unos pocos panecillos si alguien se los regala. Durante esas visitas a los cristianos no les está permitido hablar sobre Cristo oficialmente (salvo excepciones) pero en la mayoría de los casos incluso se permite compartir de Cristo en conversaciones privadas.
Padre, tu conoces el sufrimiento de estos niños que están hospitalizados y de aquellos que son marginados por sus comunidades; te ruego que suplas la necesidad de ellos, y que tu paz, que va más allá de nuestra comprensión, esté con ellos en todo tiempo. Te pido que estos niños puedan sentir y experimentar tu presencia, y que siempre recuerden que Tú los amas mucho más de lo que podemos llegar a imaginar.