Para Malith*, ir al instituto significa enfrentarse diariamente con la oposición y la marginación de sus profesores y alumnos budistas. Este adolescente del sur de Sri Lanka lamenta con tristeza que no se le permita participar en ninguna competición «porque soy cristiano».
Todo comenzó cuando sólo tenía 11 años. Malith demostró un gran talento con las nuevas tecnologías cuando expuso por primera vez un invento propio en un concurso celebrado en su escuela. El joven cristiano ganó un trofeo a la mejor innovación: con el apoyo de su padre, consiguió diseñar un guante que utiliza la energía solar para brillar en la oscuridad. Esperando impacientemente poder volver a participar en el concurso, al año siguiente preguntó a su profesora que cuándo se celebraría. Pero ella le respondió: «Este año no hay concurso».
Al cabo de dos meses, Malith descubrió que la escuela sí que estaba organizando la competición, pero a él le habían vetado el acceso. Desde entonces, todos los años se celebraba el concurso, pero a Malith nunca se le volvió a dar la oportunidad de participar en él.
La exclusión de las actividades y competiciones escolares comenzó cuando Malith rechazó participar en los rituales budistas del colegio. Su tutor le pidió que participara en una actividad budista, pero el adolescente respondió con tanta valentía como respeto: «Soy cristiano y no puedo participar en estos rituales». Malith no era el único niño cristiano de la escuela, pero sí era el único que se había atrevido a decir sin miedo que lo era.
«Tenemos derecho a seguir nuestras propias creencias», respondió Malith a un profesor que le acosaba.
La mayoría de los adolescentes cristianos de su escuela solían ocultar su fe por miedo a ser juzgados o excluidos. «Temen que los profesores y los demás alumnos los menosprecien», asegura Malith. Sin el apoyo de sus amigos cristianos, Malith comenzó a ser ignorado por causa de la valiente defensa de su fe como cristiano. «Ni siquiera me miran a la cara cuando paso», lamenta Malith. «Temen que, si se relacionan conmigo, los profesores empiecen a menospreciarles a ellos también».
Más allá de los alumnos, también los profesores empezaron a marginar a Malith. Desde que hizo pública su fe, este joven cristiano es castigado y golpeado por sus profesores sin ningún motivo concreto. «A veces me bajan la nota en los exámenes sin motivo», denuncia Malith. En esos momentos de tristeza, Malith confiesa que ora en silencio a Dios en su corazón.
Recientemente, pareció producirse un pequeño avance cuando Malith pudo faltar a la escuela con permiso previo de su tutor debido a una actividad budista que se celebraba ese día. A pesar de este consentimiento previo, al día siguiente el director le reprendió públicamente delante de otros alumnos. Le humillaron delante de toda la escuela y le obligaron a unirse a todas las actividades religiosas a partir de ese día. Pero aún así, Malith fue valiente y respondió: «Tenemos derecho a seguir nuestras propias creencias».
A pesar de todos estos obstáculos, Malith decidió mantenerse firme en su fe y vivir una vida fiel al Señor. Cuando nuestros colaboradores locales le preguntaron de dónde sacaba esa valentía para seguir a Dios siendo tan joven, él simplemente respondió: «Ser cristiano es un estilo de vida. Participar en otras actividades religiosas va en contra de lo que dice la Biblia; por lo tanto, no puedo hacerlo».
«Ser cristiano es un estilo de vida».
Aunque su fe resista, su dedicación a la innovación tecnológica se ha ido reduciendo al no poder participar en estos concursos y actividades. Pero Malith todavía quiere dedicarse profesionalmente al campo de la mecánica y este año afonta un examen muy importante para ello.
Para darle ánimos en su camino, los colaboradores de Puertas Abiertas se han reunido y orado con él y con su familia. El año pasado, este adolescente tan valiente participó con ellos en nuestro programa de ‘Firmes en la tormenta’ y en un seminario de sensibilización jurídica. Esto fortaleció su crecimiento espiritual y su valentía tan necesarios para que el Señor le mantenga firme en medio de las dificultades a las que se enfrenta.
*Nombre ficticio e imagen representativa utilizados por motivos de seguridad.
Señor, gracias por la fe inquebrantable de Malith y el ejemplo de valentía que suponen sus decisiones diarias. Ayúdale a cobrar ánimo en su caminar contigo y trae esperanza a su carrera profesional con los dones que tú le has dado. Por favor, obra en esos profesores y compañeros para que dejen de acosarle y también puedan conocerte. Bendice e impulsa también a esos adolescentes que tienen miedo de seguirte y de hablar públicamente de ti en Sri Lanka. Amén.