Cuando Ali y Zahra conocieron a Jesús, sabían que la decisión de seguirle cambiaría sus vidas para siempre. Ali había sido liberado de su adicción a las drogas el día que entregó su vida a Cristo, así que no pensaba volver atrás, pero esta pareja vivía en Irán, un país en el que los seguidores de Jesús se encuentran entre los creyentes más perseguidos del mundo.
No pasó mucho tiempo antes de que Ali y Zahra fueran detenidos por primera vez. «De camino a la cárcel borré varios números de mi teléfono para mantener a salvo a otros creyentes», dice Ali. «Cuando llegue, me llevaron a una celda sin luz, aseo ni mantas. Me interrogaron y golpearon. Su objetivo era infiltrarse en la iglesia».
Aunque finalmente fueron liberados, los siguientes dos años estuvieron marcados por la persecución, el acoso, las amenazas y la violencia. «Cada día estaba marcado por el sufrimiento, era una tortura», dice Ali. Nadie quería contratarle, sus hijos habían sido expulsados de la escuela y su familia y amigos se habían convertido en sus enemigos. Además, en cualquier momento podrían volver a ser detenidos e interrogados.
Pero hubo algo que marcó la diferencia para Ali y Zahra: tu oración. Ser conscientes de que la iglesia en el mundo estaba acompañándolos por medio de la oración lo significaba todo para ellos, y Dios respondió de una forma poderosa.
«Durante el aislamiento en prisión, la oración era lo único que nos daba fuerzas», dice Ali.
«Nada más. Sólo Dios puede llegar a esos lugares oscuros. Somos parte del Cuerpo de Cristo, sin importar dónde estemos».
Zahra añade: «Mientras estaba en la cárcel pensaba: hay gente que me ama y llora por mi dolor y, lo más importante, ora por mí. Sin el poder de Dios no habría podido soportar el encarcelamiento».
Ali y Zahra tomaron la difícil decisión de abandonar Irán y ahora viven en Turquía. Gracias a tu generoso apoyo hemos podido ayudar a esta familia: participaron en un seminario para comenzar a curar las profundas heridas de la persecución y recuperarse del trauma de la prisión y los interrogatorios. Tu oración y apoyo recordaron a esta pareja que no están solos.
Hoy, gracias a ti, su fe es más fuerte que nunca. «Si pudiera volver atrás, ¿volvería a escoger a Jesús?», se pregunta Ali. «¡Sí! En medio de estos sufrimientos Cristo nunca me dejó. No puedo vivir sin Él, no hay otra opción».