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Los colaboradores de Puertas Abiertas en Camerún vivieron recientemente una preciosa historia con una mujer cristiana de 32 años con seis hijos y una ansiada Biblia. Cuando conocieron a Rukayyatu, ella estaba viviendo en un campo para regufiados. El grupo extremista Boko Haram había atacado su aldea, quemando su hogar, sus tierras y, lo que fue aún más devastador: su querida Biblia.
«Ha sido muy difícil vivir sin mi Biblia. Este último año, me he sentido vacía, pero ahora vuelvo a sentirme plena», confiesa esta hermana.
En esta región del Extremo Norte del país, los ataques a cristianos son tan violentos y frecuentes que por la noche algunas familias se ven obligadas a salir de sus casas y dormir en la selva para poder estar a salvo. En esos momentos, es cuando esta hermana se aferra más a la Biblia: «Cuando estoy pasando por dificultades y me desanimo, abrazo mi Biblia y siento paz».
«La Biblia es lo más valioso que nos habéis regalado. Gracias por amarnos de esta manera».
Rukayyatu es consciente del poder de este libro tan especial en su vida. «La Palabra de Dios es mi fuente de esperanza y fuerza», nos comparte. Por eso, aquel ataque le dolió tanto: «Boko Haram me quitó la felicidad cuando quemaron mi Biblia».
Afortunadamente, ahora podemos dar gloria a Dios porque nuestros colaboradores locales regalaron una Biblia nueva a nuestra hermana de Camerún, además de otros bienes de primera necesidad. Ellos desconocían que Rukayyatu llevaba un año entero orando por una Biblia nueva. Cuando la recibió, su sonrisa les transmitió mucho más que mil palabras.
«La Biblia es lo más valioso que nos habéis regalado. Gracias por amarnos de esta manera», les agradeció Rukayyatu mientras abrazaba su Biblia.
Antes del ataque, Rukayyatu y su marido eran agricultores y se alimentaban gracias al cultivo de unas tierras que poseían. Ahora, se encuentran en un campo de desplazados, donde no poseen ningún territorio que trabajar.
Él se ha tenido que mover al sur del país para trabajar e intentar sustentar a su familia. Gracias a ello, puede enviar dinero mensualmente a su mujer para poder permitirse los bienes básicos de subsistencia. Por su parte, Rukayyatu trabaja de vez en cuando en otras granjas para obtener un poco más de dinero para su familia.
A pesar de toda esta falta de bienes materiales, ella asegura que ha recuperado todo lo que había perdido, ya que la Biblia es la Palabra de Dios y Dios provee. «A partir de ahora, voy a olvidarme de todo lo que nos ha sucedido», afirma. «Pero os ruego que oréis por nosotros en el nombre de Jesús. ¡Amén!».
Recibe las últimas noticias en tu móvil. Suscríbete a nuestro canal de Telegram.Señor, gracias por esa Biblia que has hecho llegar hasta Rukayyatu cuando más la necesitaba. Te pido que sea una guía poderosa para ella y para toda su familia. Susténtales también con todo lo que necesiten a nivel físico y emocional, y protege a todos los cristianos del norte de Camerún para que puedan seguir siendo sal y luz. Amén.
