El 20 de enero, Sajan Shrestha y Daniel, procedente de Estados Unidos, estaban predicando en Balaju, en la ciudad de Katmandú. Dos transeúntes informaron de ello a la policía, quien los llevó a la comisaría sobre las 17:00 para interrogarles.
Confiscaron todas sus pertenencias, incluyendo la Biblia, el móvil, un altavoz y unos folletos, y los encerraron en celdas diferentes, impidiéndoles hablar entre ellos. Uno de los policías los maltrató y los amenazó con denunciar su conversión religiosa (ilegal en el país).
Sin embargo, un grupo de líderes cristianos consiguió que les liberaran tras seis horas y no se interpuso ninguna denuncia contra los dos predicadores, quienes daban la gloria a Dios en sus redes sociales.
Ram Krishna Upadhyaya, presidente de la organización religiosa nepalí Hindu Jagaran, expresa su descontento al respecto: «Me sorprenden las acciones de los que deberían defender nuestra constitución. ¿Por qué apoyan a estos hombres en lugar de echarles del país? ¿Quién les está presionando? No lo entiendo».
Señor, te doy gracias por la valentía de los creyentes nepalíes, que se arriesgan a compartir el Evangelio a pesar del peligro. Oro que tú les des ánimo y fortaleza para soportar la opresión, y también que des gracia a aquellos que escuchan el mensaje para que puedan conocerte. Amén.