Aunque hoy tiene una vida ordenada y recta, Eugeny tocó fondo cuando, por causa del alcohol y otras circunstancias terminó en una prisión de Asia Central. Allí, en el que parecía el peor momento de su vida, tuvo un encuentro que cambió su historia: conoció a Jesús en la cárcel.
Actualmente, Eugeny lidera una iglesia clandestina en su región, y es un audaz cristiano dispuesto a dar siempre un paso más allá por causa de su Señor y Salvador. Una transformación radical que comenzó el día que decidió seguir a Cristo.