Hace varias semanas, una formación de «Firmes en la Tormenta» en el suroeste de Bangladés fue impedida por un grupo de periodistas pertenecientes a un diario local. Asistieron a la formación un total de 52 personas de diferentes contextos, 21 de los cuales eran creyentes de trasfondo musulmán y 31 creyentes de trasfondo hindú.
Los periodistas aparecieron en uno de los centros de formación que habían preparado nuestros colaboradores locales e hicieron notar su presencia haciendo fotos y entrevistando a gente mientras se impartía la formación.
Cuando los colaboradores locales les pidieron que se detuvieran, comenzaron a agitarse, exigieron su entrada y preguntaron por qué no se les permitía entrevistar a los participantes. A continuación, empezaron a acusar a las autoridades del centro de formación de ser groseros con ellos y siguieron bombardeándoles con preguntas como «¿Estás formando a terroristas aquí?» o «¿Estáis convirtiendo a la gente?».
«¿Por qué venís hasta aquí? ¿Os han traído a la fuerza?»
Sin permiso de los participantes, preguntaron: «¿Por qué venís hasta aquí?», «¿os han traído a la fuerza?», y «¿por qué os habéis convertido al cristianismo?».
Además de estas cuestiones tan inquisitivas, algunos de los periodistas incluso entraron por la fuerza en el dormitorio de las mujeres y les hicieron algunas preguntas muy incómodas.
La situación se agravó cuando los periodistas comenzaron a chantajear a uno de los colaboradores locales con un soborno monetario: «Prometemos no publicar nunca nuestros hallazgos aquí si haces algo por nosotros a cambio».
Este colaborador local se negó a atender sus demandas, diciendo que la formación no es ilegal, ni ofensiva, ni incorrecta.
Los periodistas se marcharon poco después, pero más tarde, ese mismo día, algunos dirigentes políticos acudieron al centro de formación para hablar de lo sucedido con los periodistas. Aseguraron a los colaboradores locales que la situación no iba a empeorar y que no había nada que temer.
Señor, te doy las graicas por cómo has fortalecido a estos creyentes para no negarte ni abandonar la fe ante la intimidación. Te pido que sigas guardándolos del peligro, y también para que este tipo de formaciones puedan seguir celebrándose. Amén.