Noticias 22 noviembre 2015

La historia de Ali, el precio de hablar de Jesús

En esta carta, Ali cuenta cómo al principio su vida estaba vacía y cómo Cristo le ha dado un sentido. También nos cuenta cómo su Fe le costó su trabajo.

 

 

Queridos hermanos,

Mi nombre es Ali. Hace muchos años estuve pasando por problemas de salud mental e hice de todo para encontrar algún consuelo. Siempre estaba metido en la bebida y la diversión con mis amigos; cada noche teníamos una fiesta. Pero todo esto no me ayudaba a solucionar mis problemas. Mi estado empeoró progresivamente. Aunque había llenado todo mi tiempo con diversión y las fiestas para no tener que estar solo, sentía un vacío enorme y mucha soledad en mi interior.

Un día estaba montado con un amigo en su coche por la calle. Cuando el conductor comenzó a mover el coche, yo saqué mi cabeza fuera por la ventanilla del coche y empecé a gritar a cada chica que veía en el camino. El conductor era un joven muy alegre y comenzó a hablarme. Me preguntó por qué lo hacía. Me reí y le contesté que era divertido. "Hace algunos años yo era como tú" me dijo, "hasta que he experimentado una paz dentro de mí que me ha llenado hasta cada rincón". Tan pronto como dijo eso, sentí que él era exactamente como yo y era la primera persona que sabía lo que yo realmente necesitaba.

Aunque no suelo confiar en la gente, yo confié en él y le conté toda mi vida y todos los pecados que había cometido. Él respondió que mi único problema era mi separación de Dios, el único Dios verdadero. Él me habló de Jesucristo y me escuchó. Mientras yo salía del coche, el escribió los nombres de algunos canales de televisión vía satélite cristianos en un papel y me dijo que yo podría verlos en lugar de beber o ir a fiestas.

Al principio, no me lo tomé en serio y no pensé que tendría algún efecto, pero un día lo intenté, y después de ver uno de los programas mi mente fue cambiada y me puse a ver constantemente esos canales. Un día, cuando me senté frente al televisor, un pastor estaba leyendo la oración de fe. Oí una voz que me decía: " Arrodíllate y lee esta oración". Me arrodillé y empecé a leer la oración con todo mi corazón; las lágrimas corrían por mi cara. No sé qué pasó, pero sin ningún esfuerzo mi vida fue cambiada y me encontré con la paz que siempre había buscado.

Muchos años han pasado desde que puse mi fe en Jesús. Quería compartir la paz que había encontrado con la gente a mi alrededor, pero esto resultó tener un alto coste. Hace más de un año había estado trabajando en una fábrica. En esa fábrica, había una máquina que era operada por dos de mis colegas llamados Mostafa y Ahmad. Eran dos viejos amigos míos y ambos eran adictos. Decidí darles a conocer a Cristo a fin de que pudiesen cambiar sus vidas así como mi vida también cambió. Quería que se salieran de la situación en que se encontraban.

Cuando hablé con ellos acerca de Jesucristo, a Ahmad le gustó mucho, pero Mostafa no estuvo de acuerdo conmigo desde el principio. Cada vez que hablaba con Ahmad, Mostafa empezaba a interrumpir y trataba de impedir que Ahmad me escuchase. Finalmente Ahmad le dijo a Mostafa que no interfiriese con nuestra conversación. Entonces Mostafa se molestó y le dijo al empleador que yo estaba predicando el Cristianismo en la fábrica.

Después de eso, mi empleador me despidió sin ninguna otra explicación. Me sorprendió, porque siempre le gusté mucho como empleado a mi jefe. Me preguntaba por qué el empleador preferiría tener a Mostafa que a mí, cuando Mostafa era un adicto y también era muy malhablado. Entonces recordé el momento en que la gente prefirió a Barabas que a Jesús. Incluso mi Salvador no fue el predilecto ante un criminal por aquellos que no lo conocían.

Ali