Los programas de formación musical impactan a los niños de Malasia

Los colaboradores locales de Puertas Abiertas han estado muy involucrados en varios programas de discipulado para jóvenes y adultos jóvenes en el este de Malasia, pero cuando comenzaron a notar que los estudiantes más jóvenes querían ser parte de los programas de discipulado, buscaron formas de incluir a los niños más pequeños en las enseñanzas. Así comenzó el programa de formación musical, un curso divertido y atractivo, donde los niños pueden tocar un instrumento mientras aprenden de Jesús. Hasta ahora, el programa ha tenido un gran éxito y muchos niños están entusiasmados con la palabra de Dios.

Eran alrededor de las dos de la tarde y el calor del día brillaba en los pasillos de la escuela. A diferencia de las grandes ciudades donde los acondicionadores de aire son una necesidad común, este internado en la zona rural del este de Malasia no tiene esos lujos. «El sudor me corría por la cara, pero mi corazón estaba concentrado en lo que me rodeaba», dijo Anna*, voluntaria en el programa de formación musical. «Exploré la habitación para ver las caritas que me miraban con nerviosismo, pero con un toque de emoción».

Los colaboradores locales han estado trabajando con los adolescentes en este internado, facilitando varios programas de discipulado que han tenido un impacto tan increíble para ellos. Sin embargo, para los niños mucho más pequeños en el internado, principalmente de 9 a 12 años, los colaboradores locales pensaron que sería maravilloso facilitar un programa de música en el que puedan aprender un nuevo instrumento mientras cantan alabanzas a Jesús.

«La conexión entre nosotros y los niños fue casi inmediata», continuó Anna. «Estaban emocionados de ver los materiales que preparamos: los nuevos libros y los instrumentos musicales». El programa duró 3 días, y durante esos días, los colaboradores locales pudieron interactuar con los niños con algunas historias bíblicas y algunas actividades artísticas y artesanales, además de aprender a tocar el ukelele, el instrumento musical elegido esta vez.

«Me sorprendió la cantidad de Biblia que estos niños sabían. Podrían entender el concepto del amor de Dios y, a su vez, están tratando de amar a los demás de la misma manera», explicó Anna emocionada. «Jesús fue a la cruz por nosotros», dijo una de las niñas del grupo. «Dios perdonó nuestros pecados y nos redimió», gritó un niño desde atrás. «¡Dios es nuestro Padre, que está lleno de amor!» dijo otro niño.

Aprender a tocar el ukelele fue lo más destacado para muchos de los niños. Aunque no había suficientes ukeleles para cada niño, los estudiantes que no tenían un instrumento fueron y encontraron algunos baldes para usarlos como tambores, mientras que otros solo usaron sus manos, felices de ser parte del programa.

«Los niños estaban realmente orgullosos de sí mismos después de aprender las canciones», dijo uno de nuestros colaboradores locales.

Anna compartió sobre el baile que algunos de los niños realizaron antes de que comenzara el programa, lo que le hizo llorar: «Realizaron un baile tradicional. Me asombró la gracia con que se movían a una edad tan temprana. Aunque el baile es hermoso, la cultura no siempre es bien recibida por la religión mayoritaria. Algunas danzas se consideran provocativas y alguna música se considera pecaminosa. Algunos de estos niños se ven obligados a abandonar su cultura debido a esta noción. Pero siendo yo misma una chica nativa, me encantó su actuación».

Este tipo de programas son una parte importante del discipulado. Los niños viven en un área donde la gente está bajo constante presión para convertirse a la religión mayoritaria. Enseñar a los niños a amar a Jesús a una edad temprana es solo una forma de ver surgir una generación fuerte y llena de fe.