A pesar del descenso en la Lista Mundial de la Persecución, los cristianos de Afganistán se encuentran en una situación extrema. Decenas de miles de personas abandonaron el país. Cientos de colaboradores de las Naciones Unidas fueron asesinados. La comunidad cristiana quedó completamente expuesta. Sus vidas estaban en peligro.
«La gente normal vive en gran peligro en Afganistán», indica un contacto local. «Cuando se despiertan, no saben si llegarán vivos a esa misma noche, y cuando se acuestan, no hay seguridad de que se despertarán a la mañana siguiente».