Los cristianos iraníes tienen que vivir su fe en el más absoluto secreto, ya que, de ser descubiertos, podrían enfrentar inimaginables consecuencias. Esto se vuelve especialmente real durante el periodo navideño, cuando los creyentes tienen que celebrar de manera clandestina.
Es el caso de Elahe y su familia, quienes celebran la Navidad en enero, coincidiendo con el cumpleaños de su hija. «Así evitamos que sospechen de nosotros», indica Elahe. Estos creyentes escogen celebrar a Jesús en medio de la opresión más cruel.