Vivir en Irak es vivir en la incertidumbre: en los últimos cien años, no ha habido una sola década de paz. La ocupación de grandes partes del país por extremistas islámicos del llamado Estado Islámico entre 2014 y 2016 ha dejado heridas profundas. Muchos iraquíes padecen síntomas relacionados con traumas.
Los cristianos, que se enfrentan a la persecución, además de a las guerras, no son una excepción. Con tu apoyo, se fortalecen con un programa de concienciación y atención del trauma a largo plazo.
¡Descubre qué puedes hacer!