Solo hay alrededor de 66 000 cristianos en Turkmenistán, aproximadamente el 1 % de una población de casi 6,3 millones, la mayoría de los cuales son musulmanes.
Aunque la Constitución de Turkmenistán permite la libertad religiosa, en realidad los cristianos tienen pocas oportunidades para expresar su fe libremente, ya que las estrictas restricciones y la estrecha vigilancia del gobierno dificultan enormemente que puedan hablar o compartir su fe públicamente. El gobierno totalitario de Turkmenistán utiliza un enorme cuerpo de agentes estatales como la policía, los servicios secretos y los imanes locales para vigilar de cerca todas las actividades religiosas. La impresión o importación de materiales cristianos está restringida.
Las comunidades cristianas históricas, como la Iglesia ortodoxa rusa y apostólica armenia, acatan en gran medida estas restricciones del gobierno. Por ello, se enfrentan a menos oposición, aunque sus reuniones dominicales pueden ser controladas. Por otra parte, las iglesias no registradas, como las bautistas, evangélicas y pentecostales, son víctimas a diario de redadas, amenazas, detenciones y multas.
Los cristianos de origen musulmán son los más perseguidos, no sólo por las autoridades, sino también por su familia, sus amigos y la comunidad local. Los hombres pueden sufrir palizas, amenazas, pérdida de derechos de herencia y boicot de negocios, mientras que las mujeres son víctimas de arresto domiciliario, matrimonio forzado, abusos verbales, amenazas, rechazo social y agresiones sexuales.
A nivel profundo, muy poco ha cambiado en Turkmenistán durante el último año. No se han registrado detenciones de miembros de organizaciones religiosas por celebrar reuniones cristianas ilegales o poseer literatura prohibida. Los agentes del Estado siguen vigilando las iglesias y a los cristianos, y los conversos del islam siguen sufriendo presiones de sus familias, amigos y comunidades.
«Soy una mujer de familia, madre y abuela, pero esta situación me está impidiendo estar con mis seres queridos. Aun así, confío en que Dios me guiará en medio de estas circunstancias tan difíciles»
Nadina (nombre ficticio), mujer cristiana residente en Asia Central (abril de 2023)
Aunque la hostilidad del gobierno hacia los cristianos es constante en todo Turkmenistán, la presión sobre los conversos por parte de familiares, amigos y la comunidad local es más fuerte en las zonas rurales.
La cultura de Turkmenistán es muy patriarcal e islámica, y se espera que las mujeres vivan en total sumisión a sus maridos y padres. Esto significa que las mujeres conversas al cristianismo han desafiado el orden social aceptado al abandonar el islam y son especialmente vulnerables a la persecución por ello. No es de extrañar que muchas opten por mantener su fe en secreto. Aun cuando otros miembros de la familia son cristianos, las mujeres y las niñas pueden seguir sufriendo intimidaciones con el objetivo de utilizarlas para atar a sus maridos cristianos y a la comunidad cristiana en general.
Los líderes de iglesias en Turkmenistán son en su mayoría hombres y son especialmente vulnerables a la persecución, ya que se les considera responsables de alejar a la gente del islam. Las autoridades estatales los persiguen para intentar controlar las actividades cristianas y sembrar el miedo entre los asistentes a sus cultos. Esto se traduce en que las autoridades buscan cualquier excusa para multar a los líderes cristianos; por ejemplo, celebrar una reunión considerada ilegal, tener literatura cristiana en casa o incluso tener canciones de alabanza en su móvil.
Mientras tanto, los conversos del islam pueden sufrir intensas presiones de sus familias y comunidades. Los hombres cristianos también sufren discriminación e intimidación en las fuerzas armadas. El servicio militar sigue siendo obligatorio en Turkmenistán; quienes se niegan, corren el riesgo de ser encarcelados.
Azamat (nombre ficticio) es un pastor que tiene que trabajar bajo secreto en varios países de Asia Central para poder estar cerca de los cristianos locales. Pero también nos ha pedido que transmitamos su gratitud por todas las personas que oran por él y por los cristianos perseguidos en países como Turkmenistán.
«A veces, cuando paso por dificultades, pienso que esto es el fin. Pero, de repente, siento que alguien cuida de mí. Y sé que alguien está orando por mí»
azamat (nombre ficticio), pastor clandestino en asia central (septiembre de 2023)
Puertas Abiertas ayuda a los cristianos perseguidos en Asia Central proporcionándoles Biblias y literatura cristiana, formación bíblica y profesional, atención médica y social, proyectos de desarrollo socioeconómico y ministerios para niños, jóvenes y mujeres.