¿Cuántos cristianos hay en Turkmenistán?
Solo hay alrededor de 67 300 cristianos en Turkmenistán, aproximadamente el 1 % de una población de 6 millones, la mayoría de los cuales son musulmanes.
¿Cómo es la persecución en Turkmenistán?
En Turkmenistán no hay religiosa. El gobierno dictatorial utiliza una enorme red de policía, servicios secretos e imanes locales para vigilar de cerca todas las actividades religiosas. Todos los grupos religiosos están legalmente obligados a registrarse ante las autoridades, pero sólo se permite hacerlo a los que tienen al menos 50 miembros mayores de 18 años. Todos los grupos no registrados están prohibidos de hecho.
Las iglesias son objeto de redadas policiales, que pueden acabar con la detención o multa de los asistentes. Se pueden imponer multas por celebrar reuniones ilegales, poseer literatura religiosa e incluso por descargar canciones cristianas. La impresión e importación de material cristiano está restringida, por lo que escasean los recursos para apoyar a los cristianos locales. Incluso las iglesias ortodoxas rusas están vigiladas.
La población es predominantemente musulmana y el cristianismo es tratado con recelo. Los cristianos de origen musulmán sufren presiones tanto del Estado como de su familia y su comunidad, que pueden someterlos a arresto domiciliario, matrimonio forzado y palizas para intentar obligarlos a volver al islam.
¿Qué ha cambiado durante este año?
En el último año ha habido pocos cambios para los cristianos. La persecución sigue siendo elevada en todos los ámbitos de la vida. Las familias, los amigos y los vecinos musulmanes presionan sobre todo a los conversos, mientras que el gobierno impone muchas restricciones a las actividades eclesiásticas.
«Fue muy doloroso emocionalmente. Cuando esas personas mentían y me acusaban falsamente, fue muy duro, pero fue aún más difícil cuando me impusieron un castigo tan severo: ser encarcelado, no por algún delito, sino por esas falsas acusaciones de personas que sólo me vieron por primera vez en la sala del tribunal»
Pastor Gafar (nombre ficticio)
¿Quiénes son más vulnerables a la persecución?
Los cristianos conversos de origen musulmán son los más vulnerables a la persecución, especialmente en las zonas rurales. Es probable que sufran presiones y, en ocasiones, violencia física por parte de sus familias, amigos y comunidad local para obligarles a volver al islam. Algunos conversos son encerrados por sus familias durante largos periodos, golpeados y pueden llegar a ser expulsados de sus comunidades. Los imanes locales predican contra ellos, lo que aumenta la presión. Como resultado, los conversos hacen todo lo posible por ocultar su fe: se convierten en los llamados cristianos clandestinos.
¿Cómo sufren las mujeres la persecución?
Turkmenistán tiene una cultura islámica patriarcal en la que se espera que las mujeres estén totalmente sumisas a sus padres y maridos. Abandonar el islam es desafiar el orden establecido de cosas. Las mujeres que se convierten al cristianismo son consideradas desobedientes y antagonistas, y se enfrentan a medidas «correctivas» y castigos que incluyen violencia doméstica, arresto domiciliario, agresión sexual y matrimonio forzado. Las mujeres que sufren este tipo de abusos rara vez lo denuncian por miedo al estigma y la vergüenza asociados, y a la impunidad que se concede a los agresores.
En las regiones conservadoras, las mujeres que se convierten al cristianismo corren el riesgo de ser secuestradas para casarlas con un musulmán u obligadas por sus padres a cumplir los acuerdos prematrimoniales previos a su conversión. Por ello, muchas optan por vivir como cristianas clandestinas.
¿Cómo sufren los hombres la persecución?
La persecución de los hombres cristianos tiende a centrarse en su papel como principal proveedor económico de la familia. Si se descubre que un hombre se ha convertido al cristianismo, es probable que se boicoteen u obstruyan sus actividades comerciales, por lo que muchos mantienen su fe en secreto para evitar perder sus ingresos.
Los líderes eclesiásticos, en su mayoría hombres, son objeto de persecución, especialmente si son activos en la evangelización. En un intento de controlar las actividades eclesiásticas, las autoridades tratan de influir en la elección de quienes asumen cargos de liderazgo. También es difícil para los líderes eclesiásticos obtener formación religiosa; a muchos se les ha denegado el visado de salida cuando acudían a conferencias y seminarios cristianos.
El servicio militar es obligatorio en Turkmenistán y negarse a alistarse puede acarrear penas de cárcel. Los hombres cristianos son marginados en las fuerzas armadas y sufren discriminación e intimidación.
Conoce a Ilmurad
El pastor Ilmurad fue condenado a cuatro años de prisión acusado falsamente de fraude. Mientras estaba en prisión, le dijeron que sería liberado si renegaba de su fe cristiana, pero se negó. Tuvo que realizar trabajos forzados durante su encarcelamiento y dormir sobre suelo de cemento. Fue liberado en 2012, y los colaboradores locales de Puertas Abiertas volvieron a tener contacto con Ilmurad recientemente. Le ha llevado tiempo curarse tras sus duras experiencias en prisión, pero se ha recuperado en gran medida. Sigue siendo pastor y ayuda a la gente de su pueblo. Ilmurad sigue agradeciendo todo el apoyo y oraciones que recibió de sus hermanos y hermanas de todo el mundo.
¿Qué hace Puertas Abiertas para ayudar?
Puertas Abiertas fortalece a los cristianos perseguidos en Asia Central proporcionándoles Biblias y literatura cristiana, Capacitación bíblica y profesional, proyectos de desarrollo socioeconómico y ministerios para niños, jóvenes y mujeres.
Por el valor de los líderes eclesiásticos bajo la presión de las autoridades. Orad para que se mantengan firmes en su fe y sean un valiente ejemplo para sus congregaciones.
Por la curación de las mujeres que han sufrido violencia doméstica a causa de su fe
Que las Biblias y la literatura cristiana lleguen sanas y salvas a los cristianos, sin ser interceptadas por las autoridades.
Padre Dios, alienta a tus hijos de Turkmenistán que te siguen en secreto. Hazles experimentar tu amor y cuidado por ellos. Consuela a aquellos que han sido rechazados o maltratados por sus familias. Sana sus heridas emocionales y físicas y llévalos a una comunidad de creyentes que les apoyen. Ayuda a los líderes de las iglesias a sortear las restricciones y la vigilancia que pesan sobre ellas. Infunde alegría y poder en su culto para que sus reuniones animen a las personas que las vigilan y tratan de cerrarlas. Amén.
