La primera impresión del pueblo donde viven los gemelos Tedesee* puede que no coincida con lo que se nos viene a la menta al pensar en Etiopía. Las noticias de hace décadas sobre hambrunas o la reciente guerra en la región de Tigray podrían hacernos creer que toda Etiopía está seca y llena de polvo y desesperación.
Pero lo cierto es que esa no es la realidad.
La aldea de estos hermanos pequeños se encuentra en la mitad meridional de Etiopía, y los frondosos árboles cubren la carretera tan desgastada que lleva a la ciudad. Hay praderas y pastizales, y los edificios de una sola planta están construidos con barro y techos de hojalata.
Fasil* y Ezana* viven en uno de estos edificios, en una casa de dos habitaciones tan tradicional de esta parte de África Oriental. Ambos comparten ese vínculo especial tan común entre los gemelos: una conexión que a veces hace que parezca que hablan su propio idioma secreto.
«En las escuelas a las que iban nuestros hijos, había presiones, les marginaban y les bajaban las notas en los exámenes».
Fasil es el gemelo más alto y serio, mientras que Ezana es más movido y sonriente. Como muchos niños de primaria de todo el mundo, lo único que quieren es jugar al fútbol. Son niños normales, y su pueblo parece un lugar tranquilo. Desde luego, parece un lugar maravilloso para crecer.
Pero si te quedas en el pueblo el tiempo suficiente, enseguida empiezas a notar las miradas que reciben tanto Fasil y Ezana como su familia. Puede que incluso tú mismo las recibas. Se trata de una mirada persistente que grita un mensaje de exclusión, como diciendo: este no es tu sitio.
La realidad es que este pueblo de Etiopía ha representado durante mucho tiempo un lugar hostil para los seguidores de Jesús. Y la familia y la comunidad de los gemelos lo saben de primera mano.
Esta parte de Etiopía es mayoritariamente musulmana y ortodoxa etíope. Los cristianos protestantes son una minoría significativa en este país africano que ocupa el puesto 39 en la Lista Mundial de la Persecución 2023, y ese es el grupo al que pertenece la familia Tadesse. Mientras que en algunas partes de Etiopía la relación entre la Iglesia ortodoxa y otros cristianos es amistosa, en este pueblo cualquier cristiano ajeno a la tradición ortodoxa puede ser perseguido.
«Desde su punto de vista, un cristiano evangélico tiene el mismo valor que una persona muerta y descompuesta».
«Existe una enorme opresión contra los cristianos evangélicos de la zona», denuncia el pastor Yohannes*, líder de la iglesia local de la familia Tedesee. «Cuando una persona se convierte de otra religión al cristianismo, empieza a sufrir intimidación y amenazas de muerte. Reciben amenazas en la puerta de sus casas con un trozo de papel que dice: 'Si no reniegas de este Dios, te masacraremos en tres o cuatro días'».
«Desde su punto de vista, un cristiano evangélico tiene el mismo valor que una persona muerta y descompuesta».
El pastor Yohannes es alto y camina con seguridad. Es muy querido en su iglesia, sobre todo entre los adolescentes, para muchos de los cuales es una figura paterna. Pero también es bastante visible que la persecución le pesa profundamente. Como él ya ha podido comprobar, la persecución a causa de la fe cristiana no es sólo una realidad histórica de las páginas de la Biblia, sino algo real que deja cicatrices tangibles en las personas que más quieres.
Esta es una verdad que se ha traducido en experiencias verdaderamente terribles en los últimos meses.
[Advertencia: los siguientes párrafos contienen algunas descripciones gráficas de violencia física y psicológica. Si esta información te puede herir, te recomendamos saltar hasta el siguiente apartado].
Las mujeres cristianas del grupo fueron arrastradas del pelo por el suelo, y luego los agresores orinaron sobre ellas. «Es una enorme cicatriz psicológica para nuestras hermanas», afirma Yohannes. «Es difícil concebir que una persona que ha nacido de una mujer le haga algo así a otra mujer, pero lo hicieron en nuestro propio hogar».
«Salimos a hablar sobre Dios y a invitar a la gente a conocerle», recuerda Yohannes. «La comunidad de la zona se nos echó encima enseguida, algunos incluso con armas en las manos. Nos rodearon y nos preguntaron que de dónde éramos». Todos los hombres de este grupo de cristianos fueron golpeados y tuvieron que huir para evitar perder sus vidas. Algunos hasta pasaron tres días en el bosque antes de poder regresar finalmente a casa.
Las mujeres cristianas del grupo fueron arrastradas del pelo por el suelo, y luego los agresores orinaron sobre ellas. «Es una enorme cicatriz psicológica para nuestras hermanas», afirma Yohannes. «Es difícil concebir que una persona que ha nacido de una mujer le haga algo así a otra mujer, pero lo hicieron en nuestro propio hogar».
A veces, la persecución ha llegado incluso a las puertas de la iglesia. «Durante nuestras celebraciones, algunas personas que siguen una religión diferente a la nuestra tiraban piedras contra la iglesia», dice Yohannes, recordando un ataque concreto no sólo contra el edificio, sino también contra los creyentes de la iglesia.
«Tenemos un culto de oración los viernes, y [estos extremistas] escalaron el muro de la iglesia. Al ver que estábamos orando, empezaron a tirar piedras; después de que las piedras rompieran las ventanas, cayeron sobre las cabezas de algunas hermanas». Yohannes aún puede tocar los daños estructurales causados por las piedras en el edificio de su iglesia.
Otro incidente tuvo lugar durante las celebraciones navideñas. «Mientras nos reuníamos para celebrar el nacimiento de Cristo con tranquilidad, [los extremistas] fueron enviados deliberadamente [...] y empezaron a lanzar piedras contra el tejado de la iglesia».
En un ambiente tan hostil como este, se hace aún más difícil criar a niños en el camino de la fe. Pero Fasil y Ezana han conseguido aprender más sobre Jesús gracias a la fidelidad de Dios y a la valentía de su familia y su pastor.
El padre de los gemelos, Ermias*, conoce de primera mano la persecución que sufre la comunidad: por ser evangélico, ha sido atacado al compartir su fe, tanto de niño como de adulto. Es miembro de la congregación de Yohannes, por lo que vivió de primera mano estos ataques del pueblo hacia su iglesia. «La comunidad local ya nos perseguía a los jóvenes de la iglesia, solían atemorizarnos en nuestro momento de culto», rememora Ermias.
Este padre etíope tiene un corazón bondadoso y humilde; él y su esposa están completamente dedicados a servir a su iglesia. Y por ello, conocen la realidad de la persecución. Pero la situación en el pueblo no sólo perjudica a los adultos: también ha afectado a los pequeños Fasil y Ezana. Su padre recuerda la situación difícil por la que los gemelos han tenido que pasar. «Incluso en las escuelas a las que iban nuestros hijos había presiones y les marginaban [...] Aunque estuvieran entre los más listos, se negaban a darles las notas que se merecían y les bajaban en los exámenes».
Ermias no puede permitirse enviar a sus hijos a un colegio privado donde no les marginen por su fe. «Eso es lo que yo quería para ellos, y lo pensé mucho, pero vi que no podía permitirme enviarlos allí», se lamenta.
Bajo el curso normal de los hechos, ahí acabaría la historia para Fasil y Ezana. Pero esta vez, gracias a los colaboradores locales de Puertas Abiertas, el desenlace ha podido ser distinto.
«Las familias que solían tirar piedras contra la iglesia han empezado a enviar a sus hijos a esta escuela».
Una de las iniciativas que Puertas Abiertas apoya en Etiopía se llama proyecto Puente. La intención es crear esa unión o puente entre la comunidad cristiana y el barrio, pueblo o ciudad circundante.
En la ciudad de Fasil y Ezana, uno de estos proyectos es una escuela. No es un centro cristiano propiamente dicho, aunque es propiedad de la iglesia de Yohannes y se utiliza para las necesidades de la iglesia; por ejemplo, allí se imparten clases de escuela dominical. Pero más allá de eso, esta escuela es un lugar seguro para que los niños cristianos reciban su educación sin importar su fe.
«La escuela está en el recinto de la iglesia; es un lugar familiar para todos los niños y un lugar que consideramos nuestro», explica Ermias. «Tiene muchos beneficios. Económicamente, ha sido de mucha ayuda y ha creado un ambiente hogareño donde los niños se educan con libertad».
«Ya no tengo que estar preocupado por la seguridad de mis hijos, ya que [la ubicación de la escuela] es la mía [propiedad de la iglesia]», prosigue. «Van allí, aprenden y vuelven con la libertad que tanto necesitaban; además, están acostumbrados al recinto porque es donde van a la iglesia». Ermias está encantado de que los niños hayan podido crecer académicamente y sacar las buenas notas por las que se esforzaban.
A los chicos también les encanta. «Me encanta ir a la escuela, me encanta jugar con mis amigos», afirma Fasil. «Mis profesores me enseñan muchas cosas y me encanta aprender». Ezana se hace eco de los sentimientos de su hermano, confesando que también le gusta aprender y jugar con sus amigos.
«Después de que Puertas Abiertas construyera esta escuela, el odio fue disminuyendo. Les gustó que ofreciéramos educación gratuita a las familias pobres».
Aparte de la educación para niños como Fasil y Ezana, la Escuela Puente también se ha convertido en una forma de reflejar la luz de Jesús a toda la aldea. Aunque la mayoría del personal no es cristiano protestante, la escuela ha cambiado la percepción que se tiene del pequeño grupo de creyentes. «Nos ha creado una plataforma para mostrar que Jesús es un Salvador», afirma Ermias. «Los padres de los niños y el personal [tienen una buena impresión de] nosotros y de la iglesia. Espero que algún día se unan a nosotros como hijos de Dios; eso me da mucha esperanza».
Yohannes está viendo cómo la escuela es una forma de hacer frente a la persecución constante a la que se enfrentaba su iglesia. Sus hermanos en la fe se preguntaban: «¿Por qué nos pasa esto? ¿Por qué nos tratan así? ¿Qué hemos hecho para merecer esto?».
«En todo esto, oramos sin cesar porque los que nos hacen daño conozcan a Dios, porque incluso cuando Jesús sufría, oraba por [sus perseguidores], diciendo: 'Perdónalos porque no saben lo que hacen'», defiende Yohannes. «La [mejor] solución para estos problemas y para estos ataques es la oración. La otra [solución] es hacer el bien a quienes nos perjudican, hacer el bien a la comunidad que nos persigue; sólo así podremos cambiarla».
«Amar a la gente que nos odia es bíblico, y es la verdad. No tenemos otra opción que amar a nuestros enemigos, porque no podemos vivir [alejados] de la palabra de Dios».
Este amor se ha convertido en algo que ha alterado la percepción que mucha gente tiene de los cristianos de la aldea. «Después de que Puertas Abiertas construyera esta escuela en nuestra zona, se produjeron grandes cambios», asegura Yohannes. «La comunidad empezó a respetar nuestra escuela, y así el odio hacia nosotros fue disminuyendo poco a poco. Además, les gustó el hecho de que ofreciéramos educación gratuita a las familias pobres que no podían permitirse educar a sus hijos. Eso cambió el odio que nos tenían; empezamos a caerles bien».
Por la gracia de Dios, la escuela ha cambiado incluso los corazones de los propios perseguidores. «Las familias que solían tirar piedras contra la iglesia han empezado a enviar a sus hijos a esta escuela.
Ahora se sienten parte de esta comunidad», afirma Yohannes. «El dolor que sentíamos antes se nos está diluyendo; estoy muy contento de que la gente que antes nos odiaba entre ahora en el local [de la iglesia]».
A pesar de las dificultades, esta Navidad será muy diferente a la de años anteriores. En lugar de esconderse de las piedras que lanzan contra su iglesia, el pastor Yohannes, Ermias, Fasil, Ezana y otros cristianos de la ciudad esperan celebrar el nacimiento de Jesús en paz.
Eso no quiere decir que todo vaya bien en el pueblo de Fasil y Ezana. Los cristianos siguen siendo una minoría, se les acerca gente a la que no le gustan los protestantes. Además, su alcance educativo es limitado, ya que la escuela a la que asisten es pequeña y sólo abarca unos pocos cursos.
La escuela también necesita urgentemente una ampliación. A medida que ha aumentado la aceptación por parte de la comunidad, también lo ha hecho el número de alumnos matriculados: empezaron en 2019 con unos 30 alumnos y ahora tienen más de 100. Aún no han podido conseguir el terreno o la financiación suficiente para ampliar la escuela al nivel necesario. «Si no fuera por nuestro problema de capacidad, habríamos ampliado las instalaciones en el patio para poder incluir [a los niños mayores]», se lamenta Yohannes.
«Me preocupa el futuro. Sería una gran bendición que mis hijos siguieran estudiando en esta escuela».
Aunque el futuro aún luzca tan incierto, la Navidad de este años sí que será más especial. Estos gemelos junto a sus padres y el pastor de su iglesia van a poder celebrar el nacimiento de Jesús y las bendiciones que han recibido este año a través de estos proyectos solidarios. ¡Y no pueden callárselo!
La familia de estos gemelos Tedesee se acerca a sus vecinos en Navidad para comentarles su significado y la esperanza que ofrece el nacimiento de Jesús. «Como familia, esto es lo que mostramos a la gente que viene a nuestra casa: el nacimiento de Cristo con algún tipo de ofrenda o actividad», explica. «Algunos de nuestros vecinos eran extremistas, así que sólo les enviábamos pan navideño y [refrescos] a su casa porque no querían venir a la nuestra en vacaciones; pero ahora, es como si nuestra casa fuera la suya. Las fiestas son una de nuestras plataformas para reflejar el carácter y el amor de Dios. Reflexionamos en la nueva vida que tenemos en Él, y eso es de lo que hablamos durante estas semanas festivas».
Fasil y Ezana son pequeños, pero ya saben lo más importante de la Navidad: «Puede que no entiendan el significado profundo de Cristo, pero les decimos que se trata del nacimiento del Salvador y también les enseñamos lo que significa», afirma su padre. «Como son niños, sólo se fijan en los juegos y en la comida que preparamos, pero no dejamos de contárselo. Hablan del nacimiento de Jesús en nuestra lengua local».
«Los niños tienen que entender la Navidad, porque ellos son la próxima generación de creyentes que va a hablar sobre Jesús».
Por ahora, estos hermanos de Etiopía están a salvo en la escuela; Ermias y su mujer no tienen que preocuparse por ellos. Y gracias a los colaboradores de Puertas Abiertas y al proyecto puente, los frutos del Espíritu están siendo muy visibles en la vida de los gemelos y en su comunidad en general. «Quiero darles las gracias [a los colaboradores de Puertas Abiertas]», nos transmite Yohannes.
«[Esta escuela está] ayudando a los niños a recuperarse de sus abusos psicológicos. Mucha gente se ha recuperado de traumas mentales, muchos están consiguiendo superar la persecución, y hay otros que todavía son perseguidos pero que también están recibiendo ayuda de los colaboradores de Puertas Abiertas». La organización estuvo a su lado cuando pasaron por muchos problemas y les ayudó a olvidar y superar su sufrimiento.
Yohannes también está entusiasmado con el testimonio que la escuela ofrece continuamente a la comunidad.
« Gracias a que la verdad de Cristo se explica en este lugar, algunas personas que solían vivir de la brujería han conocido a Dios. Y gracias a los frutos de los creyentes en el pueblo, la comunidad ha empezado a mirarnos de otra manera; como dice la palabra de Dios: 'Por vuestros frutos sabrán que sois mis discípulos'».
Aunque la persecución continúe entre algunos extremistas y en la zona más amplia de Etiopía donde viven, Yohannes también asegura que su comunidad seguirá viviendo como sal y luz. «Oramos por quienes nos odian», afirma. «Y aunque nos discriminen, seremos los primeros en estar ahí cuando nos necesiten, aunque nos odien. Les amamos. Este amor es algo innegociable para nosotros; eso es lo que Cristo nos ha mostrado, y Él es nuestro fundamento. Es un deber para la Iglesia mostrar lo que hemos visto».
Los gemelos Tedesee están aprendiendo sobre esta fe tan profunda a la vez que reciben una mejor educación. «El amor de Dios es tan maravilloso», exclaman en una canción que quieren transmitirnos.
«El amor de Dios es tan maravilloso El amor de Dios es tan maravilloso
Oh, maravilloso amor del Señor:
Tan alto, que no se puede pasar por encima,
tan profundo, que no se puede pasar por debajo,
Tan amplio, que no puedes obviarlo, oh, maravilloso amor del Señor».
*Nombres ficticios e imágenes representativas utilizados por motivos de seguridad.