El marido de Gina fue secuestrado en Siria por ser cristiano cuando su hijo apenas tenía un año, dejándola a ella en una situación tremendamente vulnerable dentro de esa sociedad patriarcal.
Aunque aún no le ha encontrado, esta hermana y su hijo han podido salir adelante gracias al apoyo de su iglesia local en Alepo con la colaboración de Puertas Abiertas.