El pastor Stefanous Adil Kajo, de la Iglesia Sudanesa de Cristo en la localidad de Al Haj Abdalla, fue condenado por «alteración del orden público» junto a Ibrahim Kodi, que le agredió durante un servicio religioso el 10 de abril. En el ataque de Kodi,
al que luego se unieron otros dos hombres, tanto el pastor como dos mujeres de la iglesia resultaron heridos y se destruyeron biblias y sillas [CSW]. Cuando las víctimas quisieron presentar una denuncia penal, la policía respondió acusando tanto al
pastor como al atacante de «alteración del orden público».
Una semana antes, los miembros de la iglesia también habían sido acosados por los vecinos, que les impidieron reunirse en el edificio. Shanabo Awad, abogado del pastor, dijo a Morningstar News que los hombres habían alegado que el edificio pertenecía
a los musulmanes. La propiedad del edificio de la iglesia en la localidad de Al Haj Abdalla ha sido el centro de una disputa entre la Iglesia de Cristo sudanesa y los musulmanes locales durante algún tiempo. El propietario del inmueble es la iglesia
católica local que, en 2019, dio permiso a la Iglesia de Cristo sudanesa y a otras organizaciones, incluida la comunidad musulmana local, para utilizar el edificio para sus actividades. Sin embargo, los musulmanes fundamentalistas pertenecientes al
movimiento wahabí comenzaron a acosar a la Iglesia de Cristo sudanesa, según CSW.
En febrero, los wahabistas colocaron una orden en el edificio para que cesaran todas las actividades y amenazaron con emprender acciones legales contra los que persistieran [CSW]. Cuando los miembros de la iglesia siguieron reuniéndose, la policía detuvo
a dos líderes de la iglesia, pero tras varias horas de interrogatorio, los dejó ir sin cargos. Los pastores pidieron al Director de Área, un funcionario del gobierno local, que interviniera, pero éste dijo que no podía hacer nada, según CSW. En cambio,
ordenó que el edificio dejara de utilizarse para fines religiosos y culturales.
«Sudán se desliza hacia un importante sufrimiento humanitario».
Volker Perthes
Mientras tanto, los militares de Sudán han comenzado a liberar y volver a nombrar a aliados del ex presidente Omar al-Bashir, que fue destituido en 2019. El ejército tomó el poder en un golpe de Estado en octubre del año pasado, poniendo en peligro
la transición del país hacia un gobierno civil tras 30 años de dictadura militar.
Los cristianos de Sudán, que habían empezado a soñar cautelosamente con vivir en un país donde fueran libres de profesar su fe abiertamente, ven sus esperanzas truncadas. Ha aumentado la injerencia en los asuntos eclesiásticos por parte de grupos respaldados
por el gobierno y el mes pasado un tribunal ordenó la demolición de parte de una iglesia evangélica cerca de la capital, Jartum, lo que provocó el cierre del edificio.
El país «se desliza hacia un colapso económico y de seguridad, y hacia un importante sufrimiento humanitario», declaró el mes pasado el representante especial de la ONU en Sudán, Volker Perthes, ante el Consejo de Seguridad de la ONU. El Programa Mundial
de Alimentos calcula que casi la mitad de la población de Sudán pasará hambre este año, el doble que el año pasado.
Señor, hoy te pido por la vida de este hombre y su familia ante esta injusta situación. Te ruego que le des la libertad cuanto antes, para que pueda servirte fuera de las paredes de la prisión, pero también que Tú lo guardes allí, y que le bendigas en este delicado tiempo. Oro para que Sudán no se convierta en un país en el que la vida sea imposible, sino que los rescates de la amenaza del colapso. Amén.