Mikon*, de 19 años, es una cristiana de Vientiane (Laos) que creció en un refugio para personas con VIH desde los nueve años. En agosto del año pasado, cuando decidió volver con su familia para terminar el bachillerato y compartir con ellos su fe cristiana, se negaron y le exigieron que trabajara para ellos.
El rechazo que recibe Mikon, comenzó cuando aún era muy joven. En su familia hay siete personas, incluidos sus tres hermanastros, que son drogadictos. Cuando tenía unos siete años, fue violada por sus hermanastros y un primo que tiene el VIH (virus de inmunodeficiencia humana). Cuando cayó muy enferma, su madre la llevó a una clínica donde le diagnosticaron el VIH, un virus que ataca el sistema inmunitario del cuerpo. En lugar de llevarla a casa, la madre de Mikon la llevó a un refugio cristiano para que recibiera tratamiento. Allí es donde Mikon conoció a Jesús; su amor por Él y por su pueblo comenzó allí.
Diez años después, en agosto de 2020, Mikon volvió con su familia. Pero se dio cuenta de que la odiaban porque se había convertido en cristiana y seguía siendo pobre. Le dijeron que, si insistía en quedarse con ellos, debía renunciar a su fe, dejar la escuela y buscar un trabajo para mantener a toda su familia.
Mikon se mostró decidida y se negó a renegar de su fe. Un creyente que se enteró de la situación de Mikon se ofreció a apoyarla en sus estudios. Sin embargo, no duró mucho debido a la pandemia de covid-19 y sus efectos económicos para muchos ciudadanos de Laos.
Además de su pasión por compartir la Palabra de Dios, Mikon también desea terminar sus estudios. «Quiero terminar el instituto y convertirme en médico en el futuro. Quiero ayudar a otros que, como yo, sufren el VIH y compartir con ellos la esperanza que he encontrado en Jesucristo. Estoy orando para recibir apoyo financiero para cubrir mis gastos».
En septiembre de este año, la oración de Mikon a través de un colaborador local de Puertas Abiertas, fue escuchada. El colaborador de Puertas Abiertas se comprometió a ayudarla económicamente hasta que termine el bachillerato. En noviembre, Mikon también recibió paquetes de ayuda distribuidos por los colaboradores locales de Puertas Abiertas en Laos.
Ahora, Mikon se queda con su madre y uno de sus hermanastros. Gestiona su salud recibiendo medicación cada mes en el hospital.
Señor, te doy gracias por la vida de tu hija, Mikon, y por su firmeza al no negar la fe en ti. Te pido que la ayudes y sostengas, para que ella se mantenga en tus caminos. Te ruego que guardes su salud, que los tratamientos sean efectivos y que tenga los recursos para pagarlos. También te pido por su familia, para que la acepten y, además, puedan conocerte a ti a través de su vida. Amén.