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El hombre que ves y oyes en este vídeo es Waswa*, de 29 años. Nos hemos reunido con él en un viaje a Uganda. Mientras compartía con nosotros la historia de cómo Dios ha obrado tan poderosamente en su vida, de repente comenzó a alabar de la manera preciosa que se ve en el vídeo.
Waswa comienza a narrar su historia hablando de la valentía de su madre. Cuando era joven, ella dejó el islam para seguir a Jesús. En consecuencia, su marido musulmán destruyó su negocio e intentó matar a Waswa y a su hermano. Ella tuvo que huir para ponerles a todos a salvo. La familia vivió en la calle, sin hogar, pero su madre siguió compartiendo su testimonio.
Trágicamente, la mataron por ello. Su fe, dice Waswa, fue el principio de su legado.
«Incluso después de todo lo que pasó, mi madre siguió confiando en Dios», asegura Waswa, recordando un día en que 80 musulmanes decidieron seguir a Jesús mientras ella predicaba. «Vimos su fe y (mi hermano y yo) también decidimos seguir a Jesús. Empezamos a orar por nuestra situación y, cada vez que lo hacíamos, Dios enviaba a personas desconocidas que nos daban comida u otro tipo de ayuda. Eso nos dio esperanza y nos hizo confiar aún más en Dios».
Por la gracia del Señor, estos dos niños fueron enviados a vivir con distintas familias cristianas, y Waswa fue acogido por la familia de un pastor. Allí fue donde desarrolló su pasión por servir a los niños con mayores riesgos de exclusión, ataques o pobreza. Eso llevó a Waswa a abrir un orfanato donde hoy cuida y educa a niños vulnerables que antes vivían en las mismas calles que él.
«Comprendo el dolor por el que pasan estos niños porque yo mismo lo sentí», explica. «Decidí enseñarles la Palabra de Dios, devolverles la esperanza y criarlos como niños temerosos de Dios».
La manera en la que Waswa pudo llegar a desarrollar su propósito es quizás la parte más hermosa de su historia. En ella, vemos la belleza y el poder de la Iglesia en acción. «Gracias al apoyo de Puertas Abiertas, [me proporcionasteis] la matrícula escolar, comida y ropa. Me disteis sesiones de asesoramiento y [superación] del trauma, que me ayudaron mucho», dice Waswa.
Con la ayuda de nuestros colaboradores locales, Waswa pudo completar su educación, obteniendo un título universitario en Administración de Empresas y Contabilidad. Gracias a tu apoyo, encontró la fuerza de Dios en sus horas más oscuras, y muchos niños vulnerables experimentan ahora la esperanza viva de Jesús en sus propias vidas. Impulsado por toda esta provisión, espera poder ampliar poco a poco su orfanato para cuidar y educar a más niños.
Así es cómo sus dificultades se han convertido en su testimonio. «Mi historia ha fortalecido a muchos niños», dice Waswa. «Cada vez que les hablo de mi vida, renuevan su esperanza en Cristo».
Waswa se aferra a la promesa de Dios de una vida eterna, reunido con Él. Concretamente, se apoya en Jeremías 29:11 como el versículo de su vida, uno que le dio esperanza cuando la necesitaba desesperadamente. «Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis».
Este hermano nuestro en Uganda es muy consciente de que las oraciones de mucha gente alrededor del mundo son lo que le ha sostenido a él y a su ministerio. «Quiero dar las gracias a todos los que me han acompañado en oración, porque gracias a ellas he podido conseguir todo lo que he logrado».
*Nombre cambiado por motivos de seguridad
Recibe las últimas noticias en tu móvil. Suscríbete a nuestro canal de Telegram.Señor, gracias por la vida de Waswa y su testimonio. Oro que muchos niños te conozcan a través de su ministerio y que tú les protejas en medio de un ambiente tan hostil. Amén.
