Ram conoció a Cristo cuando estaba en su lecho de muerte. Los médicos habían perdido todas las esperanzas de que sobreviviera y Ram no encontró ninguna cura para su débil salud. Aunque visitó todos los templos, médicos, curanderos y tomó todo tipo de tratamiento, su salud sólo se deterioró.
Fue en su momento más débil cuando se encontró con un pastor que conoció en el hospital.
Pero aquello no fue el fin de su sufrimiento: su nueva fe le supuso el conflicto con los vecinos, que en una ocasión le atacaron sin piedad. «Cuando me golpeaban, sentí el poder de Dios en mí», indica Ram. «Mi fe en Dios es insondable e inquebrantable».