El dolor, la vergüenza y la preocupación abrumaban a Sahar. Las lágrimas corrían por su rostro mientras abandonaba su hogar, sentada en la parte trasera de un taxi, y clamaba a Dios: «¿Por qué permites que esto ocurra? ¿Quién arropará a mis hijos cada noche?»
Sahar, recién convertida al cristianismo, fue expulsada de casa cuando su enfurecido marido descubrió su fe. La separación de sus dos hijos pequeños fue insoportable. «Se me rompió el corazón, como persona, como mujer, pero sobre todo como madre», indica.
podríamos proporcionar una Biblia a en su propio idioma a tres mujeres cristianas perseguidas
podríamos ayudar a una mujer o niña a recibir atención postraumática para que sea sanada y pueda darse cuenta de su identidad en Dios
podríamos capacitar a cuatro mujeres para que resistan la persecución con fe y valentía
Señor, gracias por cada una de estas mujeres que te siguen sin importar el precio. Oro para que puedan conocerte en intimidad y experimentar tu poder y tu paz. También te ruego que les des valentía y fuerza para soportar la opresión y que puedan desarrollar todo el potencial con el que tú las has creado. Amén.